domingo, 20 de abril de 2008

Carta a un extraño

Sr. Extraño:

Solo falta usted. No tiene idea de porqué todavía no se ha enterado de nada, pero por dicho motivo es que me hayo aquí redactando una carta para usted: Para entenderlo.

Desconoce mi historia, y por ende desconoce absolutamente todo sobre mí. No he echo nada que esté registrado en algún libro que no sea el de inglés técnico en mis horas aburridas de gramática. Sin embargo, he echo más de lo que puede razonar, con un porqué.

Estoy conociéndolo hace apenas un par de renglones, y ya quiero tomar un café con usted. No quiero parecer atrevida, pero me urge mirarlo a los ojos. Interpretar qué es lo que ve reflejado en los míos.

Ayer, caminaba por la vereda de enfrente, era tarde. Seguía una línea en zig zag, y me desmayaba el sueño, me recosté en su hombro sin soltarle la mano. Es la cuadra que viene. Le dije. Otra vez, cometía el mismo error. Tan cerca, tan lejos. Invisible. Inalcanzable.

Entienda, que no soy perfecta, tal y como usted lo es. Los extraños son perfectos. Porque encajan en cualquier perfil, hasta que uno los conoce. Ahí es cuando dejan de ser extraños, y se convierten en conocidos, imperfectos. Pero eso no quiere decir que lo desprecie cuando lo conozca, al contrario, por ello le escribo, porque quiero apreciar cada uno de sus detalles. Delinearlos, y comprenderlos. Mis errores deberían ser perfectos para alguien que los desconoce. Pero no lo son.

Sin embargo, estoy enamorada de los suyos. Siento una inigualable atracción por ellos. Su primer error desde que lo conozco es haber accedido a leer esta carta. Aunque esté dirigida hacia usted, no debería de haberlo echo.

Señor extraño, que delicado es el tiempo, quiero advertirle que se rompe a pedazos, se destroza contra el suelo y se desarma en pétalos secos, cada vez que me piensa. Quiero advertirle también, que no pasa. El tiempo no pasa. No puede entenderlo, no puede verlo. Pero el tiempo no pasa.

Encontré en uno de mis espacios vacíos, dos rosas secas. Una amarilla y una roja. Aún conservan el aroma a error inmediato.

Señor extraño, lo invito a tomar un café junto con el olvido. Quizás logre recordarme toda la vida.


Sussan Surrender.


Pd: ♥

No hay comentarios: