Caminaba a la clase de gimnasia, llegando tarde, como de costumbre, tenia que conseguir un folio para el apta médica. La libreria requería de 15 minutos de espera en la puerta. Un pensamiento derivó a otro, culminando en la imagén del rostro de Elsa mirándome sin mirar, juzgándome sin hablar, y poniéndome un ausente mientras, exigía puntualidad en la clase y en la entrega de certificados. No iba a poder tolerarlo. Algo me hervía en la sangre. Eran celos. Pero ¿de qué? Creía carecer de ellos, a menos en ese momento no podía tolerar una sensación que atrofiaba mi estómago como el hambre exagerado de una mañana sin un peso para el kiosko. Salí de la librería, sonaba Don´t speak al volúmen máximo del mp3, caminaba ergida y mirando más allá de la gente que me esquivaba porque no redireccionaba, sentía que tenia que seguir, a algún lado iva a llegar, doblé la esquina cruzando en diagonal hacia la plaza sobre Colodrero, a medida ke me aceracaba a doblar en Cullen hacia donde estaba mi colegio, mi pies se volvían más y más pesados, casi tenía que arrastrarlos, mientras los gritos de Gwen advertían que ella caminaba sobre líneas telefónicas en Spiderwebs. Me detuve, no iva a ir a gimnasia. No, pero no me conviene, discutí conmigo misma, el viaje de egresados requiere faltas injustificadas de las que voy a hacer uso en este momento, y quizás luego las necesite. Seguí caminando, ahora más velozmente ya que eran menos veinte pasadas, totalmente impuntual. Mica en su mundo, me reconoció desde la esquina, me preguntó que hacia, ya que estaba llegando tarde a gimnasia, «caminaba» le digo con despreocupación, «y te acompaño a donde vayas, agregué».
Cuenten conmigo
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En la esquina. De la avenida. Espero que el semáforo cambie de color.
Espero que suelten los autos como si de una carrera de galgos se tratara. Y
empiezo ...
Hace 1 semana
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