Anoche pensaba en la suerte de tener amigas. Suerte con la que mucha gente no cuenta. Desde que me subí al bondi me propuse a mejorar las cosas con Gabi. Bueno, tenía (y tengo) muchas de las cuales quería hablar con ella.
Me dije: me siento con ella, y me atraganto de orgullo, así sea tenga que decirle con señas que quiero hablar con ella. Sé que no es fácil para ella tampoco. No lo es para mí. Así que solo estuve pendiente de eso. De como hacía para terminar sentada a su lado. No pensé en nada más. Y a veces, no hay nada más en que pensar.
Los amigos, son muy variables si no son verdaderos amigos, diría yo como tantas veces lo dije antes. Sonreiría ante lo no esperado, y me daría vuelta sin pensarlo para dejar actuar los sentidos y lacrimales. Pero cuando lo esperás, y muy adentro tuyo sabés que las cosas son así por el orden natural que cada uno le da a sus prioridades, te vaciás. Pensas dos veces en como darte vuelta y borrarte, porque no estas segura de la segunda parte: borrarte. Porque es obvio que no te van a buscar y por consiguiente tus sentidos actúan de manera inversa, y te dejan de importar las personas por las cuales cambiaste cosas que no deberías pero lo cambiaste igual, esas personas que te costaron discusiones con tus viejos, corridas, esperas, mal humor. Pero que también te daba alegría ver que estaban bien, que entendían, que podían, que se enamoraban. Las cosas cambian. Estoy cambiando. Todo esto esta cambiando. Nosotras También.
Son las 6 menos 10 de la mañana, Sábado. Estoy sentada en el cordón de la vereda frente a Ciudad Universitaria, sola. Miro la hora cada dos segundos y para ambos lados de la calle de manera reiterada y automática. Luego pienso, que tengo que dejar de hacerlo antes que noten mi presencia ahí, pero es inevitable, 3 cuadras, y a lo sumo 5 personas sentadas bajo los postes de luz que iluminan por sectores y provocan que se vea más tétrica la UBA. Miedo... no, más que miedo inquietud, sueño, y frío. Mira la hora otra vez, y el día: 12/07/08... 12+7= 19 +8= 27... veintisiete. Imagino la risa de las chicas ante mi boletín informativo de cuántos 27 vi hoy y dónde. Se desvanece la imágen en mi imaginación y se me viene la desilusión de apenas 30 minutos antes.
Pienso en un par, con las que hablé.
Pienso en un par, con las que no.
Pienso en el par, de hermanos que nos sacaron a bailar, y me río. Bailaba muy mal.
Pienso en el otro, el más chico era el más lindo, estaba con Gabi.
Pienso en el que bailaba mal, me recordaba al novio de Mica.
Pienso en cómo iba de una punta a otra del lugar, sin siquiera mirar al que me frenaba.
Pienso en no salir más: dos veces, a la segunda me convenzo de seguir saliendo.
Las 6: suena el teléfono, diversas caras se me cruzan por la mente, entre ellas las de personas que jamás me llamarían, empezando por el hecho de no tener el número. Al fin: seguro es mi viejo, rezo porque lo sea. Es.
A veces pienso, que la suerte de contar con ciertas cosas, es superficial. Como todo, como todos. Podés tenerlo todo, y no tener nada ni a nadie. Me siento sola. Hace ya, mucho tiempo. A veces creo, que no importa la compañía, ese tipo de suerte no va a cambiar.
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