sábado, 27 de febrero de 2010

Blue vain.

La parte más molesta de sonreirle a un desprecio, no es el desprecio en si. Es más bien lo que te ahorras de decir, lo que de alguna forma con la sonrisa estas devolviendo. Y no es satisfactorio, sino simplemente molesto, triste. El ego emerge, la sonrisa se retuerce, deja de ser delicada, compradora, sutil. Simplemente pasa a ser una sonrisa soberbia, cuánto hay de mentira en la verdad que no te corresponde decir.

Oh babe, blue nails.

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