Tengo serias ganas de verte.~ Dije al enfrentarme al espejo con los ojos cubiertos por mis manos. La lluvia caía estrepitosa derramando en el asfalto reflejos dorados de las luces nocturnas. Descubrí mis ojos y el pelo se deslizaba en mi rostro, lacio y fino, como fragmentado. No tenía estilo ni movimiento, estaba estático, cubriendo mi mejilla izquierda y dificultándome la vista. Sin maquillaje y con la piel reseca y desmantelada por el cansancio, mi rostro se estabilizaba con la mirada fija hacia la imaginación. No era realmente yo, sino mi reflejo, el que hablaba por mí: estaba lista para el cambio. Podía ser quien yo quisiera cuando quisiera. Podía cambiar mis ojos y mi boca, podía retirar mis brakets, y colorear mis mejillas. Podía transformar todo lo que conocía como mío en algo completamente suyo, en mi reflejo. Fue entonces, cuando lentamente todo comenzó a tomar forma. El cansancio que abombaba mis párpados se filtró a mi garganta, y me cansé de decir cosas absurdas... el ruido blanco que entraba por mis oídos, se trasladó a mis mejillas y comenzó a cosquillear una nueva sensación. La sequedad de mi piel se apropió de mis labios, y la sed de un beso que los humedesca empezó a latir en ellos. Podía hallarme en esa imágen que se desplegaba inquieta, podía hallarme en ese cuerpo y esa lucidez de madrugada. Entonces pude verme y mis ganas no fueron saciadas. Entonces pude verme seriamente, y supe que no era lo que realmente quería ver. Aún faltaba algo.
Me faltabas vos.
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