miércoles, 23 de febrero de 2011

Hoy me siento triste. No es que haya sucedido nada en particular. Pero todo está de color azul. Al salir a la calle el olor a lluvia, y el viento arremolinandose en las esquinas, me hizo sentir desolada. La lluvia amenaza, pero no hace acto de presencia. Estoy llena de dudas y desconsuelo. Siento que la habitación está viciada de responsabilidades, y me siento triste y quiero llorar. Pero no hay lágrimas, solo el aroma a la lluvia, que no cae. Quiero hacer algo que me distraiga, y veo sobre mi cama el libro de Tokio Blues, si me infiltro en sus páginas me vuelvo suceptible a la tristeza de sus personajes, y entonces lo dejo. Entonces me siento a estudiar Barthes, pero comienzo a hilvanar ideas sobre la connotación de las cosas, y la ambigüedad de la vida, y resuelvo que al fin y al cabo, sigo estando sola. Enciendo la compu y empiezo a escribir esta entrada. Es un instante donde nada sucede.

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