Debo decir, que cada vez que te veo. Me arrepiento. No es sinceridad absoluta, pero es un hecho. Preguntarme si me equivoqué, me remite a una serie de situaciones que contemplé en el momento en que corrí el rostro a un lado e ignoré lo que sentía. ¿Sos feliz? ¿Lo sos? Es decir, desde el mismísimo principio, pensé que era la forma, en la que te ibas a sentir bien. Por eso, quiero saber... ¿Me equivoqué mucho?. Ser feliz a consta de la tristeza de otros, no me parece justo. Te acompaño, aunque sea un rato, todos los días. Hoy me pareciste divino, me pregunto, si mañana vas a volver a ser parte del ayer, de un presente inconcluso, de una promesa vacía, de algo que me permito perder a voluntad. ¿Es acaso esto una vana amistad?
Fzzz. Escribir todas estas cosas me hace pensar que aún tengo una vida fuera de la facultad, y me recuerda el porqué prefiero esquivarla. Pensar tanto no es bueno, me dijo una amiga de una canción del tiempo.