No quiero limones en mi alacena, no quiero limones en mi cama, ni en mi placard, no quiero limones en mi cabeza, y ay, estás tan ácida, tan ácida. No quiero tus limones cerca mío no los quiero, no los quiero. No quiero extrañarlos tampoco, no quiero, y ay, se vuelve tan ácido, tan ácido. No quiero. No quiero. Te extraño.
No creo que sea para aplaudir
-
Cuando el avión aterrizó después de doce horas de vuelo, cuando finalmente
la bestia metálica y narigona logró apoyar las patitas sobre el asfalto y
todos...
Hace 6 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario